Ana Zabaloy denunció las fumigaciones en las escuelas rurales. Desde el centro sojero del país, defendió a sus alumnos y fundó la Red Federal de Docentes por la Vida. A 6 años de su muerte, escribimos su historia como un modo de homenajearla.
Por la calle de tierra, llega Ana. Baja de su auto cargada de cosas: bolsas, cuadernos, carpetas y termos de agua caliente, con los que preparará té o mate cocido para entibiar las narices frías de sus alumnos, en esa escuela sin calefacción. Ya dentro del aula, se da cuenta: hay, además, un olor fuerte y extraño.
—Qué olor fuerte —dice Ana.
—Es del veneno, Seño —responden los chicos, rápido y casi al unísono—. Hay un mosquito —aclaran.
Ana se asoma por la ventana y ve lo mismo que había notado al llegar, aunque no le había puesto atención: una máquina pulverizadora está fumigando el campo lindante. Al lado de la escuela, en pleno horario escolar.
Cuando la máquina para, Ana piensa en salir a buscar al fumigador, pero la interrumpe un llamado del Consejo Escolar, por el arreglo del gas. Sale del aula, camina hasta el mástil y levanta el teléfono buscando señal. Son apenas unos minutos. Minutos en los que Ana respira en esa neblina fría y olorosa y aspira, accidentalmente, el veneno de la fumigación, un herbicida neurotóxico conocido como 2,4-D. Durante las siguientes dos semanas, Ana sufrirá una parálisis facial; y durante dos meses tendrá dificultades para respirar. Este es el momento en que comprendió, definitivamente, los riesgos a los que estaban expuestos todos los días sus alumnos y sus familias.
Fuente: https://desdelaraiz.ar/ana-zabaloy-la-docente-rural-que-enfrento-el-agronegocio/