“Hoy en día, el kiwi se maneja como un monocultivo; es decir, en todo el año solo está ese frutal en la superficie. Al ser una exótica, suelen ser sistemas poco conectados con el entorno. Además, si bien la producción es orgánica, requiere insumos externos”, explicó Martina Bertolón, docente de Fruticultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), quien está comenzando ensayos junto a otras entidades para ver la factibilidad de lograr un kiwi más agroecológico, que conviva con otras plantas e incluso con especies animales menores.
En el sitio de divulgación de esa facultad pública, Sobre la Tierra, se publicó un informe sobre esos ensayos, que se realizan en la Chacra Miramar del Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires. Allí cerca, en el sudeste bonaerense, está enclavado el principal foco de producción de esa fruta, que es originaria de Asia, se popularizó en Nueva Zelanda y hace dos décadas se instaló en la Argentina.
Por su parte, Georgina García Inza, directora del trabajo de Bertolón e investigadora en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria de Uruguay, señaló que hay una demanda vacante y con gran potencial en la fruticultura agroecológica. “Este estudio representó un desafío porque es un tema poco abordado”.
Fuente: DeRaiz.ar