En Entre Ríos, el establecimiento hortícola «La Marta» apuesta a la implementación del control biológico por conservación en cultivos de repollo.
El control biológico por conservación es una estrategia cuyo objetivo es proteger e incrementar los ensambles de las comunidades de enemigos naturales para maximizar el impacto colectivo sobre las plagas. En otras palabras, se trata de plantar flores junto a las hortalizas para atraer insectos benéficos que controlan las plagas de forma natural; lo que implica una reducción en el uso de bioinsumos y repercute en la protección del medio ambiente.
Las especies vegetales seleccionadas como plantas repelentes fueron diferentes aromáticas como tomillo, orégano, albahaca perenne, salvia, curry, manzanilla, lavanda y tres variedades de menta. La caléndula se utilizó principalmente como planta trampa, mientras que las plantas insectario elegidas fueron especies ornamentales tales como aliso (Lobularia marítima), dos variedades de centaurea (Centaurea cyanus y C. imperialis), orlaya (Orlaya grandiflora) y Glandularia Alba INTA con una fenología de floración escalonada para asegurar una provisión de recursos a los insectos benéficos desde el otoño hasta el verano.
Fuente: agritotal.com