La Red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria –Red Calisas-, que nuclea a 60 cátedras de universidades de todo el país, presentó el tercer Informe Anual sobre la Situación de la Soberanía Alimentaria en Argentina –IASSA-, correspondiente al 2024. El documento advierte sobre una constante pérdida de soberanía agravada por las políticas implementadas por el gobierno de Javier Milei: “la concentración de la tierra, el predominio del monocultivo y la dependencia del comercio internacional afectan la autonomía en la provisión de alimentos”, alerta el informe –disponible en www.soberaniaalimentaria.ar -.
El informe -que es el primero de su tipo en el mundo- se divide en cuatro ejes de análisis principales: políticas públicas y estrategias colectivas de organizaciones vinculadas a la producción y consumo de alimentos; el análisis del Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones –RIGI- y su impacto en la Soberanía Alimentaria; el relevamiento de establecimientos agroecológicos y el análisis de Indicadores de la Soberanía Alimentaria. El trabajo fue realizado por la Red Calisas en estrecho contacto con actores sociales, productores campesinos e indígenas, profesionales de la salud y militantes por una alimentación sana, sabrosa y ecológica. Con el objetivo de que el informe mantenga una perspectiva federal, la Red se divide en siete regiones de trabajo: Patagonia, Centro, Cuyo, CABA, AMBA, Noreste y Noroeste, cada regional se compone de varias cátedras que, a su vez, trabajan junto a “colectivos afines” locales.
El país presenta un alto nivel de monocultivo orientado a la generación de commodities para la exportación, afectando la sostenibilidad y la viabilidad económica de otro tipo de producciones, perjudicando la disponibilidad de alimentos para el consumo interno. También se observa una marcada concentración de tierras, casi el 40% de la superficie es cultivada con oleaginosas y cerca de un 30% se utiliza para cereales, mientras que un 10% es destinada a plantaciones de forrajes para el ganado; en tanto solo el 0,94% de las explotaciones agropecuarias se desarrollan agroecológicamente (Censo Nacional Agropecuario 2018). Por su parte, la agricultura familiar y las pequeñas parcelas solo participan en el 24% de la superficie cultivada, situación que no les impide proveer el 59% de las verduras y hortalizas consumidas por los argentinos (IASSA 2022).
Además, se destaca el modelo transgénico-químico con siete Organismos Vegetales Genéticamente Modificados autorizados a nivel nacional y más de 33 millones de hectáreas tratadas con fertilizantes y agroquímicos. Todo ello coloca a la industria agroalimentaria como una de las mayores emisoras de Gases de Efecto Invernadero del país, concentrando el 45,4% de las emisiones, un valor similar al sector energético. Estos indicadores “reflejan una situación promedio muy mala”, grafica Andrea Fizzoti, de la Catedra de la Universidad de Buenos Aires e integrante del equipo de análisis de Indicadores.
Fuente: https://eac.unr.edu.ar/